LEVANTAMIENTOS INDÍGENAS

En la década pasada los pueblos indígenas rompieron el silencio y se hicieron visibles con un proyecto político de gran alcance, basado en conceptos teóricos y categorías como nacionalidad, estado plurinacional, autonomía. Fue precisamente el levantamiento indígena del 90, recordado en Ecuador como el despertar del león dormido, el que posibilitó la toma de conciencia a la sociedad y al estado ecuatorianos nó solo de la existencia, vitalidad y fuerza de los pueblos indígenas, sino de las falencias de la democracia formal que los ignora y del estado uninacional que los excluye.

La marcha de los pueblos indios de Pastaza, fue la oportunidad del reencuentro, de construir solidaridad y fraternidad. Estará por siempre en la memoria de todos la mañana de radiante sol quiteño en la cual centenares de mujeres, niños, jóvenes, adultos y ancianos kichwas de la Amazonía, dignos y erguidos, luego de cientos de kilómetros de caminata, entraron en la capital bajo los vivas y aplausos de miles y miles de ecuatorianos no indígenas.

El levantamiento indígena del noventa y cuatro convocado en oposición a la ley agraria neoliberal aprobada por el Congreso Nacional entre gallos y media noche, creó las condiciones para armonizar alianzas con el movimiento campesino y ampliar la lucha.

La convocatoria a todo el pueblo ecuatoriano a la realización de la Asamblea Nacional Constituyente de los pueblos, claramente en oposición a la propuesta estatal de una reforma tibia, abrió espacios importantes a la participación de organizaciones campesinas, populares, barriales, juveniles, cristianas, de mujeres, de ecologistas, de activistas de derechos humanos, que en conjunto y bajo el liderazgo de la CONAIE durante tres meses de sesiones, formuló la primera Carta Política que podría dar paso al Ecuador Plurinacional.

Durante los años subsiguientes el movimiento indígena se ha constituido en el interlocutor válido frente a la crisis y en el movimiento que con coherencia y fuerza enfrenta el establecimiento, de esta manera responde a las amplias demandas y aspiraciones del pueblo ecuatoriano en su conjunto y profundiza la política de alianzas.
Sucesivos levantamientos indígenas han sido los protagonistas de la caída de los siniestros y corruptos gobiernos de Abdalá Bucarám y Jamil Mahuad, y, en este último año enfrentó las medidas de ajuste impuestas por el FMI.

Levantamiento Indígena del 2001
¿Qué ocurrió para que en enero del 2001 la situación social del país vuelva a agravarse? A finales del 2000, el gobierno de los hermanos Noboa, sucesores de Mahuad, presionados por alcanzar un nuevo acuerdo con el FMI en una economía dolarizada, impone un nuevo paquete de ajuste económico

Desde muchos espacios se cuestionó la aplicación y la eficacia de estas nuevas medidas de ajuste.... ya llevamos más de 20 años aplicando las mismas medidas y las condiciones de vida de nuestros pueblos se empeoran, provocan la destrucción del aparato productivo interno, el agravamiento de la recesión económica, mayor concentración de los capitales y del ingreso, la fuga de capitales, se generaliza y agudiza el empobrecimiento.

Las primeras manifestaciones contra estas medidas surgieron en los sectores urbanos: estudiantes, obreros, pobladores de barriadas pobres.... pero sin lograr fuerza, unidad ni articulación.

A finales de enero el movimiento indígena de Cotopaxi inicia unas jornadas de protesta en su propio terreno, protesta que es reprimida con brutalidad: siete comuneros heridos, decenas encarcelados y torturados.... Ante esto el movimiento indígena nacional convoca a un levantamiento general contra las medidas económicas aplicadas y contra la represión estatal. El movimiento indígena que ha dado muestras de ser la columna vertebral de la oposición social y política a los regímenes de turno exigía al gobierno diálogo y derogatoria de las medidas económicas, situación que mantuvo una vez más en vilo al país en general.

El levantamiento de enero del 2001 fue reprimido hasta la sangre. Siete asesinados, más de cincuenta heridos, centenares de presos, supresión de las garantías constitucionales, detención de dirigentes; tortura indiscriminada utilizada incluso contra un niño del pueblo Cayambi; estado de sitio en la provincia del Napo.

Este levantamiento logró derogar las medidas de ajuste, permitió sentar en la mesa del diálogo al Gobierno nacional en su más alto nivel y logró consolidar al Movimiento Indígena dentro de un solo proceso de lucha y resistencia, con objetivos, discursos, estrategias y mandos comunes.

La dolarización ha encarecido los servicios básicos: el costo de la tarifa de agua ha subido en un 800%, la de energía eléctrica en un 400%, de teléfonos en un 1.000%, del transporte en un 400%, del pago del impuesto predial hasta un 1500%. La inflación el año pasado superó el 100% y este año aún es mayor del 50%, aunque el Gobierno aspira que al final del año llegue al 18%. La inequidad campea, las diferencias entre pobres y ricos son cada vez crecientes. Y para colmo, por el desgaste de los billetes dólares que no los emitimos, tenemos que pagar a EEUU el 1% por señoreaje. Otra dependencia que se suma en contra del pueblo.

Por primera vez en la historia del movimiento indígena se unieron las diversas tendencias: de la CONAIE, (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador) con planteamientos político culturales por la construcción de un Estado Plurinacional, las tendencias más religiosas lideradas por la FEINE (Federación de Indígenas Evangélicos) y otra FEI (Federación Ecuatoriana de Indios) que no tiene nada que ver con la FEI pionera de la organización de los indios en el Ecuador; tendencias de corte sindicalista de la FENOCIN (Federación Nacional de Organizaciones Campesino, Indígenas y Negras) y la FENACLE (Federación Nacional de Asociaciones de Campesinos Libres del Ecuador); y la tendencia eminentemente campesina de la CONFEUNASSC (Confederación Unitaria Nacional de Asociaciones del Seguro Social Campesino).