MESAS DE DIÁLOGO

La crisis que amenaza a Ecuador no es sólo de orden económico financiero. Es crisis social, es crisis moral, es crisis política. El movimiento indígena nacional, en su último levantamiento bajo el lema "nada sólo para los indios" asumió esta crisis en su conjunto y obligó al gobierno nacional a sentarse a dialogar sobre todos los temas que agobian a las mayorías:

  • Medidas de ajuste
  • Plan Colombia y la regionalización del conflicto
  • Deuda externa
  • Intervensionismo yankee: la base de Manta cedida a manos de USA
  • Política fiscal
  • Devolución del dinero a depositantes de la banca quebrada
  • No privatización del patrimonio nacional: la Seguridad Social, energía, eléctrica, petróleo, telefonía...
  • Política migratoria y solución a la problemática de cientos de miles de compatriotas fuera del país.

    Desde marzo del presente año han pasado ya meses de tensas reuniones y debates entre el movimiento indígena y el Gobierno. Pocos resultados objetivos se han obtenido en las mesas de diálogo. El enfrentamiento con el poder en desigualdad de condiciones es frustrante, sin embargo hay resultados: los precios de los combustibles y el transporte están congelados por un año, se ha creado un Fondo con la modalidad de Fidei Comiso para los compatriotas emigrantes, se ha constituido, en el Banco Nacional de Fomento, un fondo especial de ayuda a los pueblos indígenas, se ha logrado algunas indemnizaciones para los heridos durante el levantamiento de febrero y para los familiares de los asesinados; están en la mesa de trabajo los problemas de tierras de varias comunidades indígenas y campesinas.......

    Si bien el grueso de las demandas exigidas por el levantamiento de febrero no se han resuelto, sin embargo queda claro para el gobierno que existe en el movimiento indígena un importante interlocutor que cuestiona, convoca y tiene capacidad de enfrentarlo.

    Varias estrategias se plantea el movimiento indígena ecuatoriano para alcanzar sus objetivos políticos, una de ellas hunde sus raíces en la resistencia cultural frente a la globalización uniformizante. Otras tienen que ver con la posibilidad de movilización permanente, la lucha no violenta activa, la participación proactiva y la capacidad propositiva frente a la exclusión y al empobrecimiento.

    Hasta el momento la estrategia política antes que la toma del poder, es la construcción del poder desde las bases, desde los poderes locales, desde donde el ejercicio y la práctica de formas organizativas y de participación ancestrales remozan el quehacer político y construyen la democracia.