RESISTENCIA LOCAL A LA GLOBALIZACIÓN?

A nivel local también existe una lucha de resistencia frente a la globalización: tal es el caso de los zapatistas, de México; de los sin tierra, del Brasil; de los cocaleros, de Bolivia; de la CONAIE, de Ecuador; de las Madres y Abuelas de la Plaza, de Mayo, de Argentina.

gaviota Ese compromiso por construir una ciudadanía con contenidos diferentes y que piense en el destino de todos, independientemente de su nacionalidad, se ha constituido en el principal obstáculo que el discurso de la globalización encuentra ahora. Se intenta por todos los medios posibles deslegitimar esas manifestaciones en contra de la globalización, y se ha acuñado un nuevo nombre aquel de globalifóbicos. Como expresé anteriormente se ratifica la lógica de "o se está con nosotros o en contra de nosotros". Una vez más, quienes están por la globalización estarían por la eficiencia y la racionalidad del mercado. Aquellos que la objetamos, nos aferramos a corrientes tradicionalistas, nos oponemos a la modernidad, al crecimiento, al desarrollo. Tal es la justificación, teóricamente pobre por lo demás, en contra del cada vez creciente movimiento antiglobalización.

Pero, estos movimientos están logrando lo inconcebible, están aislando a los sectores más poderosos del mundo dentro de círculos literalmente atrincherados, como fue el caso de la muralla construida en Québec, o aquella de Génova, y obligándolos a debatir con la sociedad civil mundial emergente. Es un signo de los tiempos, que aquellos que hablan de la globalización tengan que hacerlo en fortalezas amuralladas, rodeadas de miles de policías, con muros de varios metros de alto, mientras a su alrededor se multiplican las voces, las marchas, las manifestaciones.

Es un signo de los tiempos que ahora son cada vez menos las ciudades y pueblos que quieren albergar a aquellos que hablan a nombre de la humanidad, de la globalización. Génova, la más reciente ciudad en la que se llevó la reunión de los gobiernos más ricos del mundo, después de esta reunión es una ciudad fracturada, dolida, conmocionada. Para esta ciudad este encuentro fue una experiencia amarga que quisiera borrarla de la memoria. Cada vez hay más pueblos que dicen y expresan lo mismo: la globalización, tal como se está construyendo, tal como se está imponiendo, es una amenaza para la democracia, para la ciudadanía, para la diferencia, para los pueblos, las lenguas y las culturas, la biodiversidad, en definitiva, para el hombre.